La construcción de la ciudad de Belo Horizonte fue un hito en el urbanismo brasileño y se convirtió en uno de los símbolos de los nuevos tiempos advenidos con la proclamación de la República. Una ciudad planificada por el hombre e implantada sobre el territorio escogido.
Influenciados por las ideas modernistas europeas, intelectuales y artistas brasileños promovieron, en 1922, la Semana de Arte Moderno, que introdujo nuevos parámetros en las artes y la producción arquitectónica. Posteriormente, durante la dictadura del presidente Getúlio Vargas (1930-1945), se incrementó la industrialización y el crecimiento de la masa urbana, en el seno de un proceso desarrollista, por medio de jóvenes políticos y arquitectos que buscaban insertar a Brasil en el escenario mundial.
En este contexto, el futuro presidente Juscelino Kubitschek fue nombrado alcalde de Belo Horizonte (1940-1945) por el interventor en el estado, Sr. Benedito Valadares. Luego se inició un cambio de enfoque en el concepto de administración pública, trabajando en la estructura de la ciudad, en la expansión más allá de la avenida del Contorno, con nuevas vías de circulación, propuestas urbanas como el Conjunto Arquitectónico de la Pampulha, y, principalmente, mostrando las posibilidades creativas de nuestro pueblo.
Para proyectar los edificios de este complejo, Kubitschek llamó al joven arquitecto Oscar Niemeyer, que ya había trabajado en el equipo que planeó la concepción del Ministerio de Educación y Cultura en Río de Janeiro. Los proyectos para la Pampulha son considerados como una revolución en la arquitectura moderna nacional, al introducir curvas en la propuesta racionalista rectilínea europea. En 2016, los edificios fueron considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La iglesia posee una nave cubierta con una bóveda parabólica, capilla mayor rectangular flanqueada por dos volúmenes en bóveda. La torre de la campana es despejada del cuerpo de la iglesia, de hormigón y con dos laterales de celda de madera. Conectando la iglesia a la torre, hay una marquesina soportada por columnas de hierro en “V”. La puerta de entrada es de escuadra metálica con vidrio y, por encima, tiene parasoles metálicos para proteger el interior de la insolación.
Toda la iglesia está revestida en teselas de colores suaves, variaciones de azul y blanco, con dibujos del artista plástico Paulo Werneck. Internamente, está revestida por lambris de madera, un panel al fondo del altar mayor y cuadros de la vía sacra. En la pared posterior externa, los dibujos del azulejería, del baptisterio y del púlpito son de autoría del pintor Cândido Portinari. En el baptisterio está la obra bajo relieve en bronce “Tentación de Eva”, de Alfredo Ceschiatti. El piso interior, en mármol y granito, avanza sinuoso hacia el exterior de la iglesia, que es rodeada por el paisajismo también sinuoso del arquitecto paisajista Burle Marx.
La edificación estaba prácticamente lista (1945), pero por huir de los simbolismos de la arquitectura religiosa de Minas Gerais, no fue inmediatamente consagrada por la Iglesia Católica, permaneciendo cerrada y sin uso por algunos años. Después de que Kubitschek se convirtió en presidente de la república, él logró la consagración de la Iglesia (1959) y la primera ceremonia religiosa realizada fue el bautizado de su nieto.