El proyecto ganador del concurso para la construcción de un nuevo casino, instituido por Juscelino Kubitschek, entonces alcalde de Belo Horizonte, no correspondió a la expectativa de modernidad que deseaba imprimir a su gestión, incluso en la arquitectura, lo que motivó la cancelación del concurso y la invitación a un arquitecto con las características deseadas.
Oscar Niemeyer fue el elegido y creó un proyecto que se destaca por seguir los principios corbusianos con maestría impar. El casino fue implantado en una elevación en la orilla de la laguna, que amplía su destaque, y recibió un proyecto paisajístico de Roberto Burle Marx, valorándolo aún más. En este jardín, que también posee un espejo de agua, varios niveles y macizos de plantas, encontramos un desnudo femenino esculpido en bronce por August Zamoyski; otra estatua femenina, también en bronce, de José Alves Pedrosa y una tercera estatua, representando a dos mujeres abrazadas, esculpidas por Alfredo Ceschiatti en mármol. En la entrada, encontramos un piso de cristal iluminado por debajo.
El conjunto es formado por tres bloques. El prismático, el curvilíneo y el principal es un prisma regular de vidrio, por donde se entra invitado por una leve marquesina de forma libre. En este salón de techo con doble altura, se destaca el cierre transparente de los paños de vidrio, las columnas estructurales independientes y las rampas esculturales ligando los diferentes niveles: salón de entrada, salón de baile intermedio y entresuelo. Desde el nivel intermedio, se llega al bloque curvilíneo donde se sitúa la boîte. Este encuentro es armonizado por una escalera envuelta en vidrio. En el primer plano, el volumen lateral rectangular, donde originalmente se situaba el área de servicio y los baños, en el primer piso, y la cocina, en el segundo.
El interior del casino se caracteriza por la riqueza de los materiales utilizados: mármol amarillo argentino, ónix, acero inoxidable, alabastro italiano, espejos rosados, pisos de peroba del campo con friso de acero inoxidable, piso de vidrio de chorro y iluminado por debajo en la pista danza, muebles de madera palo de marfil tapizados de cuero o terciopelo y parasoles interiores revestidos en cuero, como solución acústica y térmica en la boîte.
Es necesario resaltar que, emblemáticamente, en este edificio y en el Conjunto Arquitectónico de la Pampulha como un todo, Niemeyer ejercita su encanto y da continuidad a la estética curvilínea del barroco de Minas Gerais y de las montañas.
El Casino fue el primer edificio del Conjunto Arquitectónico de la Pampulha a ser inaugurado en 1943, y tuvo tiempos áureos. En cuanto a la prohibición del juego en Brasil, el edificio, y su respectivo uso, entraron en decadencia, hasta que, el 20 de noviembre de 1954, en la gestión del alcalde Celso Mello Azevedo, el local fue reinaugurado como Museo de Arte, con una exposición memorable del arte de Minas Gerais.